viernes, 20 de junio de 2008

PRONUNCIANDO EL SILENCIO


COLUMNA DE OPINION
Tanta pobreza, humildad, enfermedades, tragedias, porqué siempre hablar del pesimismo, de lo peor, de lo amargo y lo feo del Perú. Es así como nuestro país, cual cangrejo retrocede más y más, y lo único que sabemos hacer es lamentarnos, conformándonos con nuestra triste realidad. Cansada es como me siento de escuchar el mismo palabrerío de los especialistas, de las causas y
las consecuencias, y nunca de las soluciones.


Y si lo hacen, nunca lo ponen en práctica. Es así como pensamos en progreso y desarrollo, cuando somos un país “dejado”, que no piensa, que no actúa, que sólo habla. Como nuestro gobierno, que solo promete y no cumple. Las cifras mienten, nos hablan de la disminución de la pobreza en nuestro país. ¿Pero será eso cierto?

La tasa de pobreza ha bajado según el Instituto Nacional de Estadística e Informática pero eso no es suficiente debido a que no se ve en la práctica claramente. Se puede observar en los asentamientos y en los conos y más aún en las provincias como Huancavelica, Apurímac, Ayacucho, Puno, Huánuco, Cajamarca y Pasco, donde se vive una pobreza extrema. Todos son andinos, lo que demuestra los desniveles de esa región respecto a la costa y a la selva.


Los pobres del Perú se quedaron sin voz, sus gritos desesperados nunca fueron escuchados antes, menos lo serán ahora. Eso es lo que ellos piensan, y lo único que saben hacer es conformarse, vivir lo que les toco vivir, sin saber si realmente se merecen lo que tienen por vida, y si realmente a eso se le puede llamar vida, a sufrir de frío y de hambre.

La gente no se pone en los zapatos de esas personas, simplemente humillan, desprecian, y mayormente los ignoran, sin saber que muchas veces estos individuos viven en ambientes infrahumanos donde la miseria esta en su mayor apogeo y la gente sufre. Sufre sin gritar porque nadie nunca oye esos gritos.



¿Cómo pedir risa a un país que se desnutre moralmente como consecuencia de la pobreza económica? Lo que se espera con incredulidad es la llegada de soluciones eficaces, capaces de cambiar la realidad del peruano. Sólo así, se podrá hacer que en cada pobre “económicamente hablando” nazca la esperanza. Se habla de nacer, ya que renacer, sería hacer creer que algún día hubo esperanza cuando no fue así.

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